Makipe: Una historia de sueños, ilusiones pero sobre todo de Familia.

Makipe nació hace varios años, más de 20, mi hijo menor era aún bebé. En ese entonces una amiga Raquel Oliart tenía una tienda en La plazoleta Nazarenas, PAKARINA, y me la traspasó pues se iba a vivir a otra ciudad. Es así que nace Makipe, en la casa de la Señora Olimpia Ormachea, de la cual tengo los mejores recuerdos, pues llegamos a tener un trato familiar, una amistad muy linda.

Esta aventura no la inicié sola, fue con el apoyo incondicional de mi familia. Mis hijos eran aún muy pequeños. Mi papá Mario me acompañó desde el principio, eso me permitió poder trabajar medio día y así el resto del tiempo disfrutar de mi familia sin ninguna preocupación. Realmente era un deleite verlo atender al público, con su sonrisa pícara, sus pocas palabras en inglés pero con un carisma increíble, tantas cosas podría contar, será en otra oportunidad. Dios nos premia de tantas maneras, ¿verdad?

Posteriormente Makipe se mudó a La Cuesta del Almirante, donde fuimos inquilinos del Arzobispado del Cusco, ahí tuvimos el privilegio de conocer al Monseñor Caballero, un verdadero caballero, un buen amigo, un ser humano lleno de bondad y desprendimiento y coraje, pues trabajo hasta finales de su vida.
Durante ese tiempo mi familia y yo nos mudamos a la ciudad de Ayacucho, por el trabajo de mi esposo, debo decir que fueron unos años maravillosos, aquí también la presencia de mis padres fue decisiva pues Makipe se quedó con ellos. Se hicieron cargo con amor, desprendimiento, fuerza y mucho coraje para salir adelante.

Llego el 2008 y la nueva administración del Arzobispado nos invitó a que todas las tiendas desocupáramos los locales, y también a que se retiraran los inquilinos de los departamentos de la cuesta; pues ellos querían emprender un proyecto grande, el cual no sé por qué motivos no lo llegaron a concretar. Fueron momentos difíciles y muy tristes, especialmente para familias que hicieron su hogar en esos departamentos por más de 40 años; pero así es la vida y hay que vivirla y afrontarla con todo lo que implica.
Es así que Makipe se cerró por unos años, volvimos en Junio del 2013, siempre con el apoyo familiar, con alegría, ilusiones y fuerza.
No sigo esta aventura sola, lo hago con el apoyo de mi familia y especialmente de mi mamá Ynés, la cual es un ejemplo de bondad, hermosura, fuerza, humildad y gran sabiduría. Mi papito ya nos dejó hace cuatro años y desde el cielo nos verá con una gran sonrisa en el rostro, él fue una persona muy especial, un buen ser humano, familia, amigos y todos los que tuvieron la oportunidad de conocerlo darán fe de ello. Durante estos años me acompañaron también personas valiosas que la lucharon junto a mí, Nina, Fátima y Marcela, que estarán siempre dentro del corazón de Makipe.

Quería contarles esta etapa de mi vida, pues todo negocio por muy pequeño que sea ,tiene una historia que involucra a una familia, sus sueños, dificultades, esperanzas. 
Gracias infinitas a mi familia, a amigos que son parte de mi familia, que no dejan que me desanime y a todos los que me acompañan, Dios me premió con todos ustedes, no sé que habré hecho para tanta bondad de su parte. 
Un abrazo lleno de cariño para todos.

Patricia.

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